Se apuntala la movida estudiantil granadina. Y se afirma su cultura indie. Éxito de público y musical, la tercera edición del Alhambra Sound, ha servido para marcar en la hoja de ruta festivalera a la ciudad andalusí. Y viendo como está el “percal” de la industria musical española se puede dar por satisfecha la organización del evento. Con su primer Sold Out en tan solo tres ediciones de festival, Alhambra Sound se proyecta en la orilla del Genil como fiel reflejo del ambiente juvenil, estudiantil y alegre que desprende Granada con la llegada del nuevo curso académico.
Las primeras dos horas de festival sirvieron para conseguir llenar el recinto de FERMASA, de los primeros asistentes, deseosos de buenas vibraciones. Para ello contaban con la actuación de Genérica y Sexy Zebras.
Mientras tanto, los más regazados esperaban en la cola de festival, practicando ese deporte juvenil que no deja de ser el botellón. Mirando al cielo entre nublado, que hacía presagiar que la señora lluvia se iba a hacer presente de un momento a otro, pero no fue así y lo que cayó fue un torrente de emociones. Con Izal en el escenario, uno de los cabezas del cartel, se empezaban escuchar estribillos en Armilla.
Punto y aparte merece la subida al escenario Vestusta Morla. Si Pucho hubiese caído enfermo y no hubiese acudido en el festival tampoco se hubiese notado, ya que las canciones de los madrileños están escritas para ser acompañadas de principio a fin, junto a la banda, dejándote la voz. Su música alternativa ha sido referencia en los últimos años del indie español y eso, se nota. En cuanto a los Lori Meyers, hace mucho tiempo que dejaron de ser esos chavales de Loja que se presentaban hace diez años con el Viaje de Estudios. De esas canciones primerizas de los Lori quedan muy poquitas, como “Dilema” o “Tokio ya no nos quiere”. Hoy día, los Meyers, se sienten mucho más cómodos buscando nuevas texturas electrónicas en los sintetizadores, sin olvidar, los rifts de Alejandro. De ahí que la mayoría de las canciones que repasaron fuesen las que se encuentran a partir del “Cronolanea”. Con colaboración de Anni B. Sweet incluida, el escenario Negrita vivió un gran espectáculo de luces y de serpentina gracias a los Lori.
Quizás el festival sabe a poco. Un día es demasiado corto para la enésima aventura del indie granadino, para la liberación de adrenalina. La ilusión del público es desmesurada para tan pocas horas de conciertos. Esperamos que el cartel se amplíe el año que viene.
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